Llegué a la oficina y lo primero que hice fue anunciar que estoy a dieta, asì que a nadie se le ocurra invitarme algo rico o comerlo frente a mì. Todavía no es la hora de almuerzo y muero de hambre. Y para colmo, todas mis compañeras ya compraron su respectivo aperitivo: galletas a montones. Me quiero morir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario